La paradoja del capitalismo y la estrategia revolucionaria magnética

Este artículo publicado por Alex Knight en su blog The End of Capitalism propone una interesante teoría sobre cómo nos enfrentamos a la paradoja vital que, según él mismo, supone el sistema económico en que estamos actualmente inmersos, y cómo podríamos mejorar dicho enfoque para conseguir verdaderos cambios.

 

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1. Existe una paradoja en el corazón de esta estructura de poder global en la que vivimos, conocida como capitalismo. Es el resultado de dos verdades contradictorias.

2A. La primera verdad es que el capitalismo está destruyendo nuestro planeta. Nos está matando a través del calentamiento global, la extinción de las especies, el empobrecimiento, el racismo, el sexismo, la homofobia, la propaganda, la guerra, el creciente Estado de la seguridad, el aislamiento computarizado y mucho más.

2B. La segunda verdad es que dependemos del capitalismo para nuestra supervivencia inmediata. Ya sea a través de los salarios, las pensiones o los servicios sociales, nuestra subsistencia depende de los ingresos que nos proporciona el mismo sistema que nos está matando.

3A. A la mayoría de nosotros nos gustaría dejar de tener que hacer frente a esta paradoja, así que nos escudamos en la apatía, el nihilismo y el cinismo. Aceptamos dejarnos llevar por la fantasía que nos ofrece el sistema y silenciamos nuestro conocimiento intrínseco de las profundas injusticias que impregnan el mundo real.

3B. Algunas almas valientes entre nosotros se enfrentan a la primera verdad y, por ello, hacen lo que pueden para evitar ser cómplices del engranaje de muerte y destrucción. Es posible que adopten una dieta ética, frenen sus hábitos de consumo, o incluso intenten vivir ‘desenchufados’ de los suministros urbanos (al menos en la medida en que se lo permita la estructura de poder global, cuyos tentáculos llegan a todos los rincones de la Tierra). Llevado hasta el extremo, esta es la ruta del escapismo. Su objetivo es la pureza moral, huir de la culpa, la satisfacción individual de saber que ya no formas parte del problema.

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«Aceptamos dejarnos llevar por la fantasía que nos ofrece el sistema y silenciamos nuestro conocimiento intrínseco de las profundas injusticias que impregnan el mundo real.»

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El fallo del escapismo es que eludir la responsabilidad del problema también significa eludir la responsabilidad de la solución. Puede que encuentres tranquilidad en esa postura moral, pero, con o sin tu participación, el capitalismo continúa su marcha, destruyendo miles de millones de vidas.

3C. Un grupo diferente de personas está más concienciado con la segunda parte de la paradoja: el hecho de que estamos atrapados en este sistema, sea como sea de malo, y por tanto lo mejor que podemos hacer es mejorarlo o hacerlo más justo. Posiblemente luchen por cambios en la política a través de grupos de presión o incluso presentándose a las elecciones. En su forma pura, esta es la ruta del reformismo. El objetivo es trabajar “dentro del sistema”, influenciar a la gente en el poder y, tal vez, con el tiempo, convertirse en uno de ellos. En teoría, una vez en una posición de poder, podrían ser capaces de dirigir el barco en una nueva dirección.

El fallo del reformismo es que necesita que abandonemos nuestros ideales para derribar realmente el sistema o crear un mundo sin capitalismo. No hay nada malo en mejorar la vida dentro del sistema, pero cuando nos convertimos en parte del sistema nos traicionamos a nosotros mismos y ya hemos perdido.

4. Por sí mismos, ninguno de estos dos polos, escapismo o reformismo, nos ofrece esperanza alguna de abolir el capitalismo y salvar nuestro mundo. Sin embargo, ninguna otra manera de proceder puede existir sin ambos elementos. En vez de escapar de esta paradoja, si aceptamos lo absurdo de nuestra situación podemos aprovechar la energía de la contradicción para crear algo nuevo.

Imagina esos dos polos llevando corrientes eléctricas en direcciones opuestas –una es “negativa”, la otra “positiva”–. Si las ponemos cerca la una de la otra, se creará un campo magnético. Si un imán se colocara entre los dos polos, tendería a girar de tal forma que se alinearía con el campo magnético. Tesla descubrió que un campo magnético no necesita ser estático, con lo que el imán no tendría que permanecer inmóvil una vez alineado. Si las corrientes eléctricas generadas por el campo son corrientes alternas (AC), queriendo eso decir que su polaridad cambia de un lado a otro, el imán tendrá que mantenerse girando para adaptarse al campo magnético en movimiento permanente. La cadencia puede ser alineada de tal forma que el imán podrá girar a gran velocidad, aprovechando la energía de cada polo alterno a medida que supera el giro. Así es como funciona un motor eléctrico.

Como sucede en este ejemplo teórico, la revolución real debería ser posible si hacemos uso del campo magnético invisible entre los polos opuestos. Más que descartar entre escapismo o reforma debido a sus obvias deficiencias, habría que considerar la energía vital que gira alrededor de cada una. El ímpetu de confrontar y hacer cambios en el sistema nos puede empujar lejos del individualismo para acercarnos a las necesidades ecológicas y sociales. A la inversa, el deseo de escapar de la sujeción del sistema puede motivarnos a crear modos autónomos de supervivencia y reproducción que no sean dependientes del beneficio o de las subvenciones de las fundaciones.

¿Cómo podríamos orientar del mejor modo nuestra política para ganar impulso desde esas alas magnéticas sin llegar a estancarnos en una rutina estática que nunca genera energía? ¿Podemos tomar impulso tanto del escapismo como de la reforma, sin llegar a convertirnos ni en escapistas ni en reformistas?

Magg5. Creo que una política revolucionaria necesita una estrategia para abrir caminos con el fin de que millones de personas normales puedan movilizarse y empoderarse a sí mismas. Sin duda, esto no requiere que todo el mundo haga lo mismo, sino que cada cual nos empeñemos en liberar nuestro conocimiento del mundo y de nosotros mismos. Todos los que leen este ensayo probablemente ya están haciendo esto, creando proyectos que nos elevan de modo tangible aunque insuficiente, ya sea cuidando un jardín, organizando una campaña sobre un tema específico o escribiendo un blog.

Lo que falta es la alternancia de corrientes, o mejor dicho, la circulación de luchas. De nada nos sirve especializarnos en un campo revolucionario y convertirnos en expertos atrincherados en un rol inmóvil. El movimiento depende de la interrelación de fuerzas divergentes, y principalmente del fortalecimiento de relaciones a través de la diferencia. [1].

¿De qué forma nos desafiamos constantemente a aprender nuevos modos de producir cambios? ¿De qué manera socializamos nuestros proyectos para que no dependan únicamente de nuestros propios esfuerzos? ¿Cómo encaramos a aquellos que ven el mundo desde una perspectiva contraria a la nuestra y cómo los aceptamos en nuestras vidas? Y de forma similar a los imanes, ¿de qué manera estamos construyendo un impulso duradero a largo plazo a base de alternar la movilización tanto de energía negativa en forma de ira y rabia contra el sistema que nos domina, como de energía positiva en forma de reproducción comunal y de la supervivencia fuera del sistema?

6. En la práctica, dado el grado de abatimiento/contracción en que se encuentran los movimientos sociales en este país, debemos ser realistas en cuanto a los desafíos que supondrá el afrontar una estrategia bidireccional.

¿Cómo luchar contra un sistema basado en los beneficios económicos para garantizar nuestra supervivencia (y dejar de hacer tanto daño), por ejemplo a través de la asistencia sanitaria universal, al tiempo que construimos estructuras reproductivas comunales que proporcionen alimentos, vivienda, sanidad, cuidado de niños, información, apoyo a la salud mental, etc., fuera de la lógica del beneficio? ¿Todo ello mientras enajenamos nuestra mano de obra a nuestro día a día laboral simplemente para sobrevivir y mantener intactas nuestras familias? ¿De dónde sacaremos las energías?

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“¿Podemos mantener nuestros corazones revolucionarios ardiendo con la esperanza de un futuro liberado cuando el sistema es tan competente a la hora de ignorar y asfixiar nuestros esfuerzos, e incluso cuando nuestros movimientos se autodestruyen por nuestros propios fallos y nuestra cobardía?”

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¿Podemos evitar las trampas de una postura moralizante y aceptar que la gente tiene necesidades reales y percibidas que sólo pueden satisfacerse a través de la participación en el sistema? ¿Podemos implementar prácticas de justicia restaurativa para asumir nuestra responsabilidad por actitudes y comportamientos opresivos sin tener que depender del sistema penitenciario? ¿Podemos mantener nuestros corazones revolucionarios ardiendo con la esperanza de un futuro liberado cuando el sistema es tan competente a la hora de ignorar y asfixiar nuestros esfuerzos, e incluso cuando nuestros movimientos se autodestruyen por fallos y cobardía propia?

Yo creo que podemos, si aceptamos el reto de construir una estrategia magnética, auto-reproductiva y revolucionaria. Si continuamos reajustando nuestras prácticas para alinearnos mejor con las cambiantes necesidades ecológicas y sociales que nos rodean, creo que al final nos aportará más energía de la que demanda, en forma de nuevas relaciones, conocimientos nuevos y nueva auto-confianza. Si podemos orientar nuestros movimientos de modo que ofrezcan a la gente medios para una verdadera autonomía y auto-realización, si pueden descubrirse a ellos mismos y a una humanidad más profunda a través de la implicación en una lucha, entonces creo que el proceso atraerá a cada vez más gente y el verdadero poder empezará a fluir.

¿Qué queremos decir cuando hablamos de poder? No estamos intentando construir un nuevo sistema de ‘poder-sobre’ que pueda destruir el viejo capitalismo y crear una dominación más eficiente. Nuestro objetivo es la descentralización del poder en forma de ‘poder-con’ [2]Esto significa que mientras nuestros esfuerzos circulan y se combinan entre sí, deben hacerlo en modos no jerárquicos y probablemente no permanentes. El objetivo no es que algunos de nosotros lo resolvamos todo y salvemos el mundo en nombre de todos: el objetivo es que cada uno, cada persona, cada comunidad se empodere por sí misma en conexión con un proceso espiral y dinámico de auto-liberación.

7. Vivimos en un mundo paradójico; las verdades más importantes son las más difíciles de descubrir y el mundo entero está ahogándose en mentiras. ¿Cómo podemos esperar soluciones fáciles y unipolares a nuestro atolladero actual? Cuanto más simple y más mercantilizable es una idea, más vacía tiende a estar. La verdad vive en la complejidad y en la contradicción. Para liberar al mundo y a nosotros mismos, debemos ser capaces de sostener a la vez dos opuestos en nuestra mente, reconociendo que ninguno es suficiente y, sin embargo, ambos son necesarios.

Por alguna razón, los latinoamericanos parecen estar mejor equipados para manejar la paradoja que nosotros los norteamericanos, ensimismados en perseguir la pureza. Los zapatistas lo entienden bien: «Caminando, preguntamos»[a]“Lidera obedeciendo”, “Un mundo en el que caben muchos mundos”.

Y este ensayo ha sido inspirado por el poeta nicaragüense Rubén Darío, autor de estas hermosas palabras que describen perfectamente nuestro dilema:

«¡Si me lo quitas, me muero; si me lo dejas, me mata!»

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Notas del artículo original

[1].  Audre Lorde describió una analogía muy similar en el ensayo «The Master’s Tools Will Never Dismantle the Master’s House» (literalmente Las herramientas del amo nunca desmantelarán la casa del amo»)

«La diferencia no debe ser meramente tolerada, sino que debe ser vista como un fondo de polaridades necesarias entre las cuales nuestra creatividad puede desatarse/prender como una dialéctica».

[2].  Starhawk en su libro clásico «Dreaming the Dark» (literalmente Soñando la oscuridad) distinguía entre ‘poder-sobre’ y ‘poder-dentro’. Prefiero ‘poder-con’ porque quiero enfatizar el hecho de que nos empoderamos a través de nuestras conexiones a otras personas y a la naturaleza.

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N. del T.

[a].  Esta sería la traducción correcta respetando las palabras del autor, aunque en realidad la frase zapatista dice “preguntando caminamos”.

 

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