La publicación de libros como bien común: un nuevo horizonte

¿Ha quedado obsoleta la publicación de libros para los autores y sus lectores? ¿Se ha vuelto extremadamente ineficiente e inasequible? Eso creo yo, al menos para quienes no escribimos libros dirigidos a un público masivo. La buena noticia es que los autores, las comunidades de lectores y las pequeñas imprentas están desarrollando modelos de publicación editorial alternativos, propios y más gratificantes.

Os contaré mi experiencia a partir de dos experimentos sobre la publicación de libros basados en lo común. El primero está relacionado con Patterns of Commoning (Modelos de comunización), la nueva antología que Silke Helfrich y yo coeditamos y publicamos hace dos meses con el crucial apoyo de la Fundación Heinrich Böll. El segundo experimento se basa en la traducción al español de mi libro Think Like a Commoner (Pensar desde los comunes: una breve introducción).

9783837632453_216x1000Aunque la versión en alemán de Patterns of Commoning se publicó con transcript-Verlag, una editorial que consideramos una gran aliada para la difusión del mundo del procomún, para la versión inglesa decidimos obviar las editoriales comerciales. Nos dimos cuenta de que a ninguna de ellas les interesaría el proyecto o que probablemente querrían ejercer un control excesivo a un precio demasiado alto.
Descubrimos todo esto mientras buscábamos una editorial para nuestra antología The Wealth of the Commons (La riqueza del procomún) publicada en 2013. Cerca de una docena de editoriales nos rechazaron con respuestas de este tipo: “Es una antología y la antologías no se venden”. “No participa ningún autor comercial”. “Tiene un enfoque demasiado internacional”. “¿Qué es el procomún? Nadie entiende de eso”.

Resultaba evidente que los modelos de negocio de las editoriales no estaban dispuestos a respaldar un volumen bien editado e innovador sobre los bienes comunes, ni siquiera las imprentas políticas específicas que comparten nuestros principios.

A grandes rasgos, la industria editorial convencional tiene dificultades a la hora de arriesgarse con ideas, temas y autores nuevos porque sus escasos márgenes económicos no le permiten aventurarse. Esto se debe, en parte, a que las distribuidoras de libros comerciales en los Estados Unidos (las empresas que almacenan libros y los venden a minoristas) se quedan con un 60% del precio en librerías además de asumir pocos riesgos. En otras palabras, estos son los intermediarios abusivos que controlan la infraestructura de la distribución. Su tajada solo deja un 40% o menos del precio al público, a repartir entre el editor, el autor y el minorista.
Este modelo se traduce en que el precio de los libros termina siendo demasiado alto en relación a los costes de producción reales, para así cubrir los costes de todos los participantes: editores, comerciales, publicistas, distribuidores, minoristas, etc.

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«A grandes rasgos, la industria editorial convencional tiene dificultades a la hora de arriesgarse con ideas, temas y autores nuevos porque sus escasos márgenes económicos no le permiten aventurarse.»

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¿Cómo pudimos entonces eludir este costoso proceso y ejercer el control nosotros mismos sobre el proceso de publicación? ¿Cómo produjimos un libro de 400 páginas asequible y fácil de compartir? A través de nuestra comunidad internacional de comuneros.

Lanzamos una campaña privada de crowdfunding para gestionar pedidos al por mayor (de diez en diez) y por adelantado a 10 dólares el ejemplar. Con esto obtuvimos suficiente dinero para sufragar cerca de la mitad del coste de la tirada de 2000 ejemplares. Silke y yo pagamos el resto de la tirada de nuestro bolsillo, cantidad que esperamos recuperar cuando vendamos varios cientos de copias. Así pudimos recuperar el control sobre el futuro del libro y evitar las estrictas limitaciones impuestas por los modelos de negocio de la industria editorial convencional.

Actuamos basándonos en la lógica del procomún: primero creamos tejido social y comunitario, algo que nos llevó años de trabajo, y después nos apoyamos los unos a los otros. Es un proceso mucho más eficiente y gratificante a nivel social que el basarnos en mercados corporativos muy consolidados que exigen unos precios, un control y unas ventas en constante aumento.   

41ajJpUq2gL._SX331_BO1,204,203,200_Publicar The Wealth of the Commons (La riqueza del procomún) en el 2012 fue una gran experiencia para todos y lo hicimos a través de Levellers Press, una imprenta local que apostó por nuestro libro. Levellers se fundó hace ya unos años mediante su matriz, Collective Copies, una empresa de fotocopias situada en Amherst, Massachusetts (Estados Unidos), que es propiedad de sus trabajadores y afín al movimiento de los comunes.

Así que cuando llegó la hora de publicar Patterns of Commoning decidimos no colaborar con Levellers en sí, sino con su sección de autoedición llamada Off the Common Books. La gran diferencia fue que, como autores y editores, fuimos nosotros quienes aportamos nuestro propio dinero para imprimir y distribuir los libros, mientras que Off the Common Books se encargó de venderlos y enviarlos por una tarifa razonable.
Publicar Patterns of Commoning nosotros mismos ha supuesto una verdadera liberación de la costosa e impasible maquinaria de la industria editorial tradicional. Aunque nuestro libro no se encuentre disponible en la mayoría de librerías “físicas”, no pasa nada, muy pocos libros lo consiguen. En cambio, puede comprarse directamente a través de la página web de Off the Common Books (nuestro método preferido) o a través de Amazon (no es lo preferido pero de no ser así nos sería difícil llegar al público en general).

Dado que nuestros gastos generales son muy bajos pudimos mantener el precio del libro en 15$ (un precio bastante inferior al que cobraría un editor convencional) y a la vez recaudamos unos ingresos mayores de los que recibiríamos con las típicas transacciones editoriales (un escaso 7-10% del precio al público). Además cubrimos pérdidas en menos tiempo y corremos menos riesgos y costes porque nuestra tirada es menor.

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El poder de lo común sobre el marketing

Por otro lado está el marketing. Por norma general los escritores acaban llevando a cabo la mayor parte del marketing porque conocen mejor a su comunidad de lectores que la mayoría de las editoriales. Por eso les motiva mucho ponerse en contacto con los lectores. Sin embargo, cuando empieza la temporada de publicación las editoriales estadounidenses tienen a menudo títulos “más importantes” que promocionar que el de uno mismo, y relegan a los “títulos menores” a buscarse la vida.

Cuando publiqué un libro con Burns Weston como coautor, con la apreciada editorial Cambridge University Press, hubo muchos cambios en el equipo de marketing en el transcurso de tan solo dos años. La editorial cobró al principio 85$ por cada ejemplar de tapa dura (ahora 55$) porque, aparentemente, su principal nicho de mercado en cuanto a la venta de ejemplares de tapa dura es el de las bibliotecas universitarias. Cuando llegó el momento de publicar una edición de bolsillo más barata (35$), la editorial se negó a corregir las erratas (“es demasiado caro”) e incluso a añadir una simple fe de erratas.

La autopublicación en colaboración con nuestra comunidad de comunes nos permite evitar todos estos problemas. Al confiar en nuestra propia red de comuneros, su visibilidad en internet y las recomendaciones de boca en boca, hemos eludido la promoción y difusión tan caras y mediocres que llevan a cabo muchas editoriales. También hemos podido utilizar una licencia Creative Commons (en nuestro caso la licencia CC BY-SA 4.0), que autoriza las traducciones a otros idiomas de forma libre y nos permite publicar el libro completo online (los capítulos se publicarán a lo largo de los próximos meses). Y es que valoramos la repercusión y los vínculos por encima del beneficio.

Naturalmente, Silke y yo, como no docentes, no tenemos por qué preocuparnos del prestigio del que pueda gozar una editorial. Nuestras trayectorias profesionales no dependen de que publiquemos con las editoriales académicas más prestigiosas, lo que a su vez también puede ser costoso, contrario a las licencias Creative Commons y orientado a planteamientos de marketing convencionales.

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«Al confiar en nuestra propia red de comuneros, su visibilidad en internet y las recomendaciones de boca en boca, hemos eludido la promoción y difusión tan caras y mediocres que llevan a cabo muchas editoriales. «

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A lo largo de mi trayectoria profesional he publicado más de diez libros con diez editoriales distintas y nunca he disfrutado más de la experiencia que con Levellers/Off the Common Books. El editor, Steve Strimer, es un tipo estupendo que entiende el bien común y es creativo y flexible a la hora de poner a prueba nuevas ideas. La imprenta puede realizar tiradas a pequeña escala por encargo, lo que se traduce en gastos generales reducidos y en la obtención beneficios solo con la venta de 200 o 300 ejemplares. Steve se enorgullece en decir que es uno de los pocos editores estadounidenses con un margen de ganancias de la poesía, uno de los géneros literarios tristemente célebre por su baja rentabilidad. (El sello de la poesía de Leveller es Hedgerow Books, http://hedgerowbooks.net).

Estoy convencido de que este modelo basado en los comunes representa un modelo comercial superior para los libros afines a este movimiento, siempre y cuando se tengan conocimientos técnicos suficientes sobre los procesos de producción y edición a nivel interno. De esta forma eres libre para tomar tus propias decisiones en cuanto al contenido editorial, controlas tu propio marketing, obtienes más ingresos por ventas y puedes utilizar una licencia Creative Commons. No tienes por qué renunciar a todo ello por una editorial y su sistema de distribución comercial. Para nosotros fue vital tener un compañero como Off the Common Books, una cooperativa afín a los comunes y favorable para con los autores.

El siguiente paso hacia la publicación orientada al procomún es la creación de nuevos sistemas cooperativos de distribución editorial para que las pequeñas imprentas puedan evitar las abrumadoras tasas impuestas por las distribuidoras editoriales convencionales. Una modesta infraestructura editorial y de producción supondría que una imprenta pueda conseguir resultados excelentes por muy poco dinero. (Para todos aquellos que entiendan el alemán, mi colega Silke Helfrich desarrolló un poco esa idea y reclama una Industria editorial orientada a los comunes o un Procomún editorial).

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Otro experimento de cooperación editorial, esta vez en España

Voy a  mencionar rápidamente un segundo experimento editorial en curso basado en lo común. Este proyecto gira entorno a la traducción al castellano de mi libro publicado en el 2014 Think Like a Commoner (Pensar desde los comunes: Breve introducción). Este libro posee una licencia CC BY-SA, lo que significa que puede traducirse de forma libre. Hasta la fecha existen traducciones al francés, italiano, polaco y coreano (la traducción al chino está en proceso).

El año pasado, en Madrid, un consorcio de grupos orientados al procomún y organizados por Guerrilla Translation (Stacco Troncoso y Anne Marie Utratel) decidieron traducir Think Like a Commoner mediante un proyecto de colaboración. El consorcio incluye a Medialab-Prado, la editorial de software libre Traficantes de Sueños, la plataforma de crowdfunding Goteo y el equipo de traducción compuesto por Georgina Reparado, Susa Oñate y Lara San Mamés.

Coordinado por Xana Libânio de Guerrilla Translation, el grupo ha organizado una campaña de crowdfunding para pagar la traducción, la gestión de la campaña misma y el diseño y edición del libro. Los colaboradores pueden elegir entre numerosas recompensas, incluyendo copias del mismo.

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Pero lo más creativo es cómo el proyecto de traducción interactúa con diversas editoriales en Latinoamérica para imprimir, distribuir, promocionar y vender el libro en sus respectivos países: Cornucopia Editorial / La Libre y Espacio Abierto en Perú, Sursiendo en México y Tinta Limón en Argentina. Las editoriales imprimirán un número determinado de copias para la distribución inicial del crowdfunding, pero luego serán libres de imprimir y vender copias adicionales en sus propios países.

Estoy muy agradecido con el equipo de Madrid que ha emprendido este proyecto e impresionado con las estructuras creativas y la cooperación que han diseñado. Me pregunto si ha llegado el momento de impulsar una imprenta permanente sobre los comunes y todo lo relacionado a este movimiento. Sin duda alguna, se necesitarían más recursos y un flujo de ingresos sólido, pero merece la pena aventurarse. La economía de la industria editorial convencional ofrece cada vez menos valor a los autores y lectores aún cuando el precio de los libros aumenta. Al mismo tiempo, surgen libros importantes que nunca llegan a publicarse porque se consideran “invendibles”.

En Patterns of Commoning hay un capítulo que describe algunas de las novedades más importantes en cuanto a la publicación editorial basada en los bienes comunes. Más allá de la publicación académica de libre acceso, encontramos la revista Oya en Alemania, Shareable en los Estados Unidos o Pillku en Latinoamérica, entre otros. Quizás haya llegado la hora de organizar una cumbre editorial relativa al procomún.

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  Producido por Guerrilla Translation bajo una Licencia de Producción de Pares