Reunión en Berlín 2.0.

¡Karaoke! ¡Llamas y alpacas! ¡La liberación de artículos de papelería de una lujosa oficina con vistas panorámicas! ¡Comida! ¡Karaoke! ¡UN SALÓN DE TÉ!

Estas fueron algunas de las exquisiteces que el equipo de Guerrilla Media Collective pudo degustar en Berlín del 15 al 19 de marzo de 2023, cuando nos reunimos para celebrar nuestro encuentro semestral presencial. En un principio habíamos fantaseado con organizar una reunión en una casona de campo en algún lugar de España, pero dado que tres de nuestras integrantes viven ahora en Berlín, se impuso la comodidad, de manera que solo dos de nosotras tuvimos que viajar desde Burgos y Valencia y el resto pudo quedarse a dormir en sus propias camas. Quienes veníamos de lejos tuvimos el infortunio de volar muy temprano aquel miércoles, así que la jornada consistió principalmente en comer, deambular adormilados bajo el frío y visitar museos y librerías antes de juntarnos por la noche para cenar comida vietnamita y acostarnos temprano para poder trabajar al día siguiente.

Siempre hemos elegido centros culturales autogestionados para llevar a cabo nuestra agenda en este tipo de eventos (si algo nos caracteriza es que tenemos los pies en la tierra), pero esta vez, gracias a los contactos de algunos clientes, pudimos reservar unas salas de reuniones en el lugar más chic de la ciudad: el WeWork de la Potsdamer Platz. Nos llenamos la barriga (y las mochilas) con una cantidad indecente de café, leche de avena, agua con gas y material de oficina, ¡todo ello gratis! Desarrollar nuestra actividad cooperativa en aquel templo a la arrogancia capitalista fue una experiencia divertida a la par que desconcertante. Sin embargo, lo que necesitábamos a fin de cuentas era una sala tranquila con sillas, una mesa grande, una pizarra y otras cosas básicas, y WeWork no escatimaba en nada de esto. Las vistas del horizonte berlinés desde el décimo piso eran bonitas, pero en el fondo no eran más que una grata distracción.

El punto más importante de nuestra lista y el primero de nuestro orden del día era preparar un plan de negocio en toda regla. No lo hemos hecho por gusto, sino porque tenemos previsto solicitar financiación a entidades bancarias éticas en un futuro, así que necesitamos contar con un informe minucioso y detallado de los fantasmas empresariales de GMC del pasado, el presente y el futuro. El jueves (nuestro primer día de faena) perfilamos un plan a partir de una plantilla de Economistas Sin Fronteras. Hemos estado en contacto con La Colmena y sus maravillosas gentes, que nos están guiando en el proceso de búsqueda de apoyo financiero. Aún nos queda mucho por recorrer, pero tal vez este sea uno de los pasos más importantes que hemos dado ya que podremos hacernos una idea precisa de lo cerca que estamos de nuestro objetivo de autosuficiencia financiera y de lo que nos hace falta para conseguirlo.

Además, el jueves celebramos «nuestra Gran noche», que incluyó cuatro horas de karaoke con algunos amigos y familiares en nuestra cabina privada de Monster Ronson’s Ichiban. Disfrutamos de lo lindo cantando juntos y entre las actuaciones más destacadas estuvieron el dúo Fuck the Pain Away de Peaches, una actuación de gospel tan improvisada como extraordinaria, un intento atrevido de Ça Plane Pour Moi de Plastic Bertrand, una auténtica chapuza de Soldi de Mahmood y una interpretación apoteósica del clásico de eurodance como Every Time We Touch de Cascada. Algún lumbreras tuvo la ocurrencia de dejar una cámara de fotos desechable en la cabina para que todo el mundo la utilizase a lo largo de la velada, así que los recuerdos de aquella noche tienen un cierto halo de la época de Vice de mediados de los 2000.

Como cabía esperar, el viernes por la mañana empezamos el día sin prisas y con un gran brunch, seguido de un paseo por la ciudad en el que vimos algunas llamas y burros. Finalmente llegamos a nuestra oficina, donde Alex (quien escribe estas líneas en inglés) tuvo el honor y el placer de impartir un breve taller sobre diseño gráfico básico para redes sociales en Canva. Después pasamos un buen rato haciendo limpieza de nuestras herramientas organizativas antes de dirigirnos a las Tajikistan Tea Rooms para disfrutar de lo que nuestra agenda anunciaba como “té y visiones”. Nos sentamos de piernas cruzadas sobre un montón de cojines y saboreamos un chocolate caliente con vodka mientras conversábamos sobre la celebración del décimo aniversario de GMC, un acontecimiento de gran importancia para nosotras y algo que no podemos dejar pasar por alto. GMC (antes conocida como Guerrilla Translation) comenzó como un proyecto apasionado y centrado en el Lovework y pasó a registrarse como cooperativa hace 6 años. Todas nosotras estamos extremadamente orgullosas de haberla desarrollado de forma colectiva, de haberla visto crecer hasta el momento actual, de haber participado en la conferencia Conversations With Gamechangers de la Solidarity Economy Association, de haber sido el buque insignia de nuestra familia DisCO y de proporcionar un medio de vida estable a sus integrantes. A riesgo de que suene como si hubiéramos ganado un Oscar, nos gustaría dar las gracias a todas las personas que han participado en la gestación y el funcionamiento del colectivo a lo largo de los años, a las personas que forman y han formado parte de él, a quienes nos han animado y apoyado, a nuestra red de clientes y colaboradores. Ya sabéis quiénes sois. Si nos sigues en las redes sociales habrás podido ver ya parte de nuestra recopilación de Lovework, en la que destacamos algunos de los textos más relevantes o influyentes que hemos traducido a lo largo de los años, así como algunas reflexiones sobre la historia y el modelo de gobernanza de GMC. Seguid al loro porque tenemos muchas cosas preparadas para celebrar este acontecimiento y no vamos a cejar en nuestro empeño hasta dentro de unos meses.

El sábado fue otro día relativamente tranquilo, con otra visita a la oficina para ultimar algunos detalles de nuestro plan de negocio y seguida de un largo paseo por Tiergarten hasta visitar a «Charlie y Freddie» (Marx y Engels). El resto del tiempo lo pasamos de forma similar, visitando los pisos de varias personas para tocar música, dando largos paseos por la ciudad para explorar algunos patios (una característica que, por desgracia, escasea en gran parte de la arquitectura ibérica) e innumerables y copiosos menús procedentes de todos los rincones del planeta. Tengo que destacar que el equipo de Berlín hizo un trabajo increíble a la hora de concertar lugares para comer y beber, y aunque nuestros cuerpos estuvieran en el Norte de Europa, nuestras papilas gustativas dieron la vuelta al mundo.

Como siempre ocurre en GMC, los paseos que damos juntas por un espacio físico común no son un mero complemento de un viaje de negocios, sino que constituyen el verdadero viaje de negocios. Al ser una cooperativa en manos de sus integrantes, nuestro negocio no prospera sin una buena convivencia. Nuestros cimientos se basan en la confianza, el respeto y el interés mutuos, y los renovamos continuamente a través del tiempo que pasamos en compañía y divirtiéndonos (aunque huelga decir que se trabaja mucho más cuando estamos presentes en un mismo lugar). A la vista de todo esto, podríamos decir que GMC es una cooperativa distribuida con un carácter híbrido virtual/presencial y es que, aunque nos encontremos en distintos puntos geográficos, la salud de nuestro colectivo habría decaído rápidamente sin estas reuniones regulares y nunca habríamos tenido la más mínima oportunidad de cumplir 10 años. Por 10 años más, ¡y los que nos quedan!  

 

PPLicense mockup small

Producido por Guerrilla Translation bajo una Licencia de Producción de Pares.